Dr. Jorge Acevedo Ramírez, investigador Centro Regional Fundación CEQUA
Se prevé que el cambio climático tendrá profundas consecuencias para los ecosistemas marinos, con temperaturas medias globales de la superficie del mar proyectadas para aumentar en 0.035°C por año, alcanzado un aumento total de 2.8°C para 2100. Estos cambios en los ecosistemas marinos impulsados por el calentamiento de los océanos, el cual trae acompañado otros efectos como es el aumento de la acidificación de los océanos, la disminución de los niveles de oxígeno y alteraciones de los patrones de circulación oceánica, están y estarán impulsando las variables ambientales regionales más allá del rango natural de tolerancia para la mayoría de los organismos marinos, a menos de que exista un real compromiso nacional y global de mitigar de manera efectiva el cambio climático resolviendo mantener la temperatura global promedio del planeta por debajo de un aumento de 2°C con respecto a los niveles preindustriales.
Debido al creciente impulso político y social para abordar estos impactos, el monitorear y mitigar el cambio climático es una prioridad en la política marina de muchos países. El monitoreo a mediano y largo plazo ya ha indicado que, debido al aumento de la temperatura de la superficie del mar (TSM) y/o la reducción de la extensión del hielo marino (como el Ártíco y Antártico), se han observado hasta la fecha una variedad de impactos en la distribución, el hábitat, en el comportamiento (por ejemplo, la migración de varias especies), en el funcionamiento fisiológico, la dinámica de la población y en los parámetros demográficos, y se prevé que ocurran varios más durante los próximos decenios de este siglo con un impacto posterior en funciones más amplias del ecosistema.
Es en ese contexto anterior, que varios países han propuesto el uso de diferentes especies de cetáceos como centinelas para monitorear los impactos del cambio climático y para obtener alertas tempranas sobre un posible cambio más amplio en el ecosistema. Esto porque los cetáceos, como depredadores de altos niveles tróficos (como los delfines) y bajos niveles tróficos (como las ballenas), constituyen componentes claves en la estructura y funcionamiento del ecosistema donde habitan, sirviendo como indicadores de su entorno mediante cambios o pérdida de hábitat, y cambios en la distribución. Además, los cetáceos también han sido elevados en muchos países como especies centinelas útiles para el seguimiento de la salud humana y de los océanos debido a su sensibilidad a la bioacumulación de sustancias tóxicas y su uso compartido de hábitats costeros similares a los humanos y; siendo los cetáceos una megafauna carismática que normalmente estimulan una respuesta exagerada del comportamiento humano, es más probable que se observen y noten cambios o alteraciones en estas poblaciones que en otras especies marinas, lo que aumenta su valor como centinelas del cambio.
Y es aquí que, Punta Arenas no está ajena al utilizar los cetáceos como centinelas para informar del cambio climático. De hecho, la Fundación CEQUA a través del proyecto “Microbioma” iniciado recién a fines de diciembre de 2020 y financiado por la ANID, incluye a la ballena jorobada como una de las ocho especies marinas centinelas para monitorear los impactos del cambio climático en nuestra región, mediante el estudio del microbioma de los hospedadores, el cual permitirá proporcionar un indicador útil de las cambiantes condiciones oceánicas, pero también indirectamente de la salud del hospedador a través de cambios o alteraciones en la dinámica del microbioma-hospedador y depredador-presa. Paralelamente, la Fundación se suma a un segundo proyecto tricontinental a iniciar en los próximos meses, y que tiene como objetivo común el estudio de la ballena jorobada bajo un clima cambiante, que proporcionará información de como el comportamiento (tiempo de migración), la dinámica y los parámetros demográficos de esta especie centinela pueden o están siendo afectados ante los impactos del cambio climático. De esta manera, Punta Arenas a través de la Fundación CEQUA está realizando su aporte a este gran tema global, aportando su ciencia desde la región al ámbito internacional.