Manuel Ochoa, estudiante de posgrado UNAM Mexico/Fundación CEQUA
Los pingüinos son aves marinas especializadas en el nado y el forrajeo subacuático. Por su abundancia, son importantes depredadores de los ecosistemas del hemisferio Sur. Los pingüinos tienen un aspecto peculiar, en el que destacan huesos pesados, aletas planas y cuerpo con forma de torpedo. Estas características se traducen en una excepcional hidrodinámica, lo que les permite nadar con agilidad para alimentarse y al mismo tiempo evitar a sus depredadores. Los pingüinos más rápidos, los de Papúa, logran velocidades de 36 km/h. Por su parte, los pingüinos emperador, logran inmersiones de 20 minutos sin respirar, en las que se sumergen hasta los 500 metros de profundidad. Para ponerlo en perspectiva con nosotros, los humanos, el récord olímpico de nado de velocidad está en 7.7 km/h, mientras el récord mundial de profundidad está en 332 metros (¡aunque con muchísima ayuda!). Los pingüinos llevan una vida ajetrea da que tiene más similitudes con nosotros de las que imaginaríamos, quizá por ello nos despierten interés. Por ejemplo, buscan formar parejas estables, son el sostén de sus hijos y deben sortear la adversidad para criar con éxito a sus polluelos.
En la región austral de Chile, destaca por su abundancia el pingüino de Magallanes. No obstante, también existen otras especies, como el pingüino Rey y el pingüino de penacho amarillo. Los pingüinos tienen potencial como especies bioindicadoras de los patrones de productividad marina. Lo anterior, debido a la relación positiva entre la productividad marina y el tamaño de sus colonias. Por ello, se les suele considerar como centinelas marinos del océano. Esto, sin duda, podría contribuir con información adicional al manejo de los recursos marinos de la región. Adicionalmente, los pingüinos despiertan interés internacional, lo que provoca el viaje anual de miles de turistas solo para verlos. Por ello, su conservación también tiene importancia económica.
Sin embargo, como la mayoría de las especies, los pingüinos están sufriendo el efecto combinado del cambio climático, la sobreexplotación de recursos marinos y la contaminación. Por ejemplo, en la colonia de pingüino de Magallanes en Punta Tombo, Argentina, lluvias inusualmente intensas provocaron la muerte de hasta el 50% de los polluelos en algunas temporadas. Si la lluvia es intensa y logra mojar a los polluelos, estos podrían morir rápidamente por hipotermia. Por otro lado, sus padres también se enfrentan a estrés por inanición a causa del cambio climático y la pesca excesiva de algunas especies. En el caso del cambio climático, el efecto ocurre por la alteración de las condiciones marinas que sustentan la productividad prima ría, lo que provoca cambios en la distribución de su alimento. En consecuencia, los pingüinos se ven obligados a nadar más tiempo y distancia. Por si fuera poco, los pingüinos también deben sortear con la contaminación marina. Recientemente se reportó la muerte de un pingüino de Magallanes juvenil en las costas de Brasil, por la ingesta de una mascarilla n95.
Ante el mundo tan incierto y adverso que se erige sobre los pingüinos, la investigación científica levanta la mano para interceder en su conservación. Bajo este marco aparece la actividad del Centro de investigación regional Fundación CEQUA. Como ejemplo, están las actividades de monitoreo de la colonia de pingüino de Magallanes y el resto de la biodiversidad de la isla Contramaestre. Además, actualmente está en curso la investigación del ignoto mundo del micro- bioma superficial del pingüino de Magallanes y pingüino Rey. En este proyecto, se plantea la innovadora hipótesis de usar las bacterias superficiales (como las de las plumas o las patas), como un sensor de estrés ambiental derivado del cambio climático en curso. Estos pasos nos darán mayor comprensión sobre la situación actual de los pingüinos y así responder de la manera más informada posible en pro de su conservación.