Dra. Lia Ramírez Fernández, investigadora Fundación CEQUA
La contaminación por plásticos es un problema global, se estima que 9 a 14 millones de toneladas métricas entran en el océano anualmente, que se suman a los 150 millones de toneladas métricas que ya se encuentran en él. En Chile, se estima que se desechan 51 kilos de plástico por persona cada año, siendo el país en Latinoamérica que genera más contaminación por este desecho per cápita, según un estudio elaborado por la asociación por la asociación The Monderoo Foundation. La mayoría del plástico que usamos tiene origen sintético a partir del petróleo, como el polietileno (PE) que se encuentran en películas de plástico para embalaje , bolsas y guantes; el polipropileno (PP) que se encuentra en las mascarillas; el poliestireno (PS) que encontramos en los envases de plumavit; el tereftalato de polietileno (PET), que encontramos en las botellas de plástico y el cloruro de polivinilo (PVC) que se encuentra en mangueras, tarjetas de crédito y redes de pesca, siendo estas últimas las mayores contaminantes por plástico del océano. En el ambiente, el plástico puede fragmentarse bajo condiciones como alta radiación UV, temperatura y otros procesos físicos, y generar partículas de microplásticos (que alcanzan tamaños menores a los 5 milímetros), los cuales pueden ser dispersados largas distancias por el viento o por las corrientes oceánicas.
Los microplásticos se han encontrado en diferentes ambientes marinos, incluyendo el Océano Austral. En Antártica, por ejemplo, se han encontrado en sedimentos marinos profundos y también en el hielo. Las potenciales fuentes son de origen humano como las estaciones de investigación y en buques que navegan en el océano (de pesca, militares, de carga, de pasajeros, entre otros), como también el movimiento de microplásticos desde otros lugares de planeta mediado por las corrientes oceánicas. A diferencia de los plásticos de mayor tamaño que afectan principalmente a aves, peces, reptiles y mamíferos; los microplásticos pueden interactuar con organismos de menor nivel trófico, como lo son el zooplancton y los bivalvos, los cuales consumen estos microplásticos y pueden defecarlos como pellets, los que serían comidos por otros animales marinos. Otras formas de plancton, fito y bacterioplancton, que son la base de las tramas tróficas marinas, también interactúan e incorporan estas partículas traspasándolas a sus depredadores al ser consumidos.
A medida que asciende la trama trófica los microplásticos pueden acumularse (esto se conoce como biomagnificación), en conjunto con elementos tóxicos, generando un peligro para todas las especies involucradas. Un estudio reciente encontró que el krill antártico (Euphasia superba) digiere microplásticos a nanoplásticos, trozándolo a una millonésima parte de su diámetro, haciendo aún desconocido el alcance de las interacciones de estas partículas, solo visibles al microscopio de alta resolución, con los organismos. Los microorganismos como bacterias y hongos, pueden colonizar las superficies de los plásticos, cubriéndolos en pocas horas. Posteriormente, fabrican una variedad de moléculas capaces de degradarlos y fragmentarlos, llamadas enzimas, entre ellas encontramos oxidorreductasas, hidrolasas, transferasas y ligasas. Un estudio demostró que los microorganismos están respondiendo a la contaminación por microplásticos generando enzimas capaces de degradarlos, encontrando en los lugares que presentan mayor contaminación un aumento de los genes degradadores de microplásticos. Considerando que aún existe una constante generación y demanda de productos de plástico a nivel mundial, que se transforman posteriormente en desechos, es fundamental el estudio de la degradación, dispersión y los efectos de los microplásticos sobre los organismos, en particular, en los ecosistemas australes, en donde podrían persistir un mayor tiempo debido a las bajas temperaturas. Además, es importante informar a la población para disminuir los desechos de plásticos y estimular al reciclaje de este mismo, por ejemplo, utilizando los puntos limpios que existen en la ciudad de Punta Arenas.
Desde CEQUA, nos preocupamos por informar acerca de este tema, por ejemplo, mediante charlas a colegios sobre la importancia del reciclaje, y encontrar soluciones que apunten a mitigar los daños que causan los desechos del plástico a nuestros ecosistemas, especialmente al océano.